A lo largo de los años Pinamar se ha convertido en una gran vidriera de la arquitectura siguiendo los contextos sociales, económicos y políticos del país que han permitido reflejar, -entre el paisaje de bosques, dunas y mar-, diferentes estilos, corrientes y características arquitectónicas. Desde la arquitectura fundacional de las décadas del 40 y 50, con chalets de líneas simples, techos de tejas coloniales y aberturas en verde inglés, siguiendo los colores emblemáticos de la ciudad, hasta los edificios de varios pisos concentrados en la zona céntrica durante la década del 70, los estilos fueron siguiendo las modas y las distintas tendencias. Entre lomadas, calles que van circundando los médanos y bosques de pinos, la arquitectura de finales de los 80 y 90 fue salpicando el paisaje con diseños más ostentosos, techos muy trabajados, recortes en la madera, con la incorporación de lucarnas, ladrillo a la vista y jardines pintorescos y ornamentales. A principios del siglo XXI, el cambio disruptivo modificó la fisonomía y perspectiva paisajística, con diseños arquitectónicos racionalistas y variantes de otro tipo de visualidad y estética constructiva, asumiendo líneas rectas y la conjugación de los volúmenes puros con el uso de determinados tintes para las decoraciones finales de las edificaciones acompañados por el vidrio y la decoración minimalista. También las líneas comienzan a jugar con la naturaleza, los bosques, las dunas, los materiales amigables siguiendo el camino hacia la sustentabilidad.
Casa arbol
Pinamar